CADENA PERPETUA, LO QUE LE ESPERA A GARCÍA LUNA EN NUEVA YORK


por Ricardo Ravelo

Por Ricardo Ravelo Galo, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública durante el gobierno de Felipe Calderón, no parece tener posibilidades de salir de prisión, pues podría ser condenado por lo menos a una década de cárcel y, en el peor de los casos, puede ser sentenciado a una cadena perpetua. Lo segundo es lo más factible. Las evidencias lo hunden.

El juez de su causa –Brian Cogan, juez federal de la Corte del Distrito Este en Broklin, Nueva York –es el mismo que presidió, a principios de este año, el juicio en contra del jefe del cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo, sentenciado a cadena perpetua hace unos meses.

De acuerdo las con las acusaciones estadunidenses –el expediente se comenzó a armar hace unos siete años, según aseguran las autoridades –García Luna recibió millones de dólares de parte del jefe del cártel de Sinaloa por permitirle el trasiego de drogas a gran escala. También lo vinculan con los hermano Beltrán Leyva, antiguos socios de “El Chapo”, de los cuales sólo Alfredo –“El Mochomo” –sigue vivo. Está preso en el penal de Puente Grande, Jalisco.

García Luna fue uno de los funcionarios más polémicos de la era panista en el poder. Se formó en los sótanos del Cisen, al lado de Jorge Tello Peón, un funcionario de la llamada vieja guardia que fue el último que visitó la celda de “El Chapo” Guzmán en Puente Grande, Jalisco, el 19 de enero de 2001. Luego se fugó sin dejar rastro. Tello Peón fue acompañado de otro policía, Nicolás Suárez Valenzuela, entonces comisionado de la Policía Federal Preventiva (PFP).

García Luna se especializó en el arte del espionaje. Cuando Vicente Fox ganó la presidencia de la República, en el 2000, lo nombró director de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), una policía que, se dijo entonces, era científica y que coadyuvaría con la Policía Judicial Federal en la Procuraduría General de la República para enfrentar al narcotráfico.

Este fue el primer ensayo policiaco con el que se estrenó García Luna en el nuevo gobierno, el del cambio, el que ofreció acabar con la corrupción del sistema priista. Pero todo resultó un fiasco: Vicente Fox terminó devorado por la corrupción que criticó.

García Luna sobrevivió al desastre de Fox en materia de combate al crimen organizado. En medio de combates contra Los Zetas y el cártel del Golfo –los grupos criminales más combatidos –el helicóptero en el que viajaba Ramón Martín Huerta, entonces secretario de Seguridad Pública Federal, fue derribado, según se dijo, con disparos de largo alcance. El caso se guardó en la reserva y nunca se supo qué pasó realmente.

El gobierno de Fox terminó en medio de la más aguda crisis de seguridad. El narcotráfico ya gobernaba en el país amplios territorios, pero no fue combatido por el nuevo gobierno. Había demasiados intereses de por medio.

Felipe Calderón comenzó su sexenio combatiendo al crimen organizado mediante una guerra. Pero este proyecto fracasó. García Luna se convirtió en un flamante funcionario del Gabinete: fue nombrado secretario de Seguridad Pública Federal y responsable junto con el Ejército de implementar los Operativos Conjuntos contra el Crimen Organizado, una estrategia fallida y no menos descoordinada.

Pronto se supo que el objetivo del gobierno no era tocar los intereses del crimen, como ocurrió, pues los cárteles permanecieron de pie y no sólo eso: se asociaron unos con otros, fortalecieron sus alianzas y se internacionalizaron: se afincaron en países de América Latina como Colombia, Panamá, Venezuela, Guatemala y Costa Rica, desde donde operaban el tráfico de drogas a gran escala.

De acuerdo con la acusación de Estados Unidos, en este periodo fue que García Luna se vinculó con el cártel de Sinaloa, pues cabe decir que fue la organización que menos fue molestaba durante el gobierno de Felipe Calderón. Su jefe, “El Chapo” Guzmán, aunque era buscado por Estados Unidos, en México nunca se le persiguió. Jamás se implementó una estrategia para ubicarlo y detenerlo.

Lo que sí ocurrió fue que el cártel de Sinaloa penetró las más importantes dependencias del gobierno federal: la PGR, por ejemplo, fue infiltrada. A los funcionarios mayores les pagaban hasta medio millón de dólares a cambio de información sobre operativos, detenciones y extradiciones.
En la embajada de Estados Unidos y México ocurrió lo propio y lo mismo pasó en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, base de operaciones de Ismael “El Mayo Zambada”, quien controlaba todo.

El papel dudoso de García Luna fue severamente cuestionado durante el gobierno de Felipe Calderón. Este funcionario atrajo con sus yerros y desatinos los reflectores incluso internacionales por su falta de resultados en el combate al crimen. En la SSPF había improvisación e ineficacia; los policías de carrera fueron despedidos y García Luna optó por jóvenes sin experiencia que eran formados al vapor. Todo ello estuvo encaminado a fortalecer el plan de protección de Sinaloa, pues los policías de carrera sabían lo que estaba pasando.

Uno de los señalamientos más severos contra García Luna fue que estaba ligado a Arturo Beltrán Leyva, “El Barbas”, quien vivía a sus anchas en Cuernavaca, Morelos, bajo protección militar y de las autoridades de ese estado. Beltrán le había llegado al precio.

Una salida

La posibilidad de que Genero García Luna pueda ser tomado en cuenta por las autoridades estadunidenses en la sentencia es que coopere con la información que dispone sobre el narcotráfico.

Esto quiere decir que si confiesa cual fue la relación de Vicente Fox y Felipe Calderón, así como de altos mandos militares, con el cártel de Sinaloa –información que el exfuncionario detenido conoce de sobra –es posible que pueda ser ayudado en su sentencia, en caso de ser encontrado culpable.

El expresidente Felipe Calderón ha dicho que él desconocía los presuntos vínculos de García Luna con el cártel de Sinaloa, pues dijo que siempre se combatió parejo a todos los cárteles. Sin embargo, durante su gobierno el principal cuestionamiento fue sus presuntas ligas con el crimen organizado. Imposible que Calderón no lo supiera, simplemente, lo desoyó.

Después de concluir el gobierno de Calderón, en 2012, García Luna se fue a vivir a Miami, Florida, donde creó varias empresas de seguridad privada junto con varios de sus socios.

También colaboraba otorgando asesorías a varios gobiernos estatales del PAN, entre otros, al de Miguel Ángel Yunes, exgobernador de Veracruz. Sorprendió que García Luna amasara una gran fortuna con Calderón, la cual se acredita con casas y varias residencias dentro y fuera de México, lo que evidencia un incremento descomunal en su patrimonio.

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