Por MARÍA GUADALUPE RICO MARTÍNEZ

El DDT (dicloro difenil tricloroetano) es un pesticida, que comenzó a utilizarse de forma extensa durante la II Guerra Mundial para controlar enfermedades que se transmitían a través de insectos. Asimismo durante décadas, el DDT tuvo un uso agrícola y forestal.
Un masivo ensayo demostró la rápida eliminación del escarabajo de la papa responsable de enormes pérdidas. Permitió a los ejércitos aliados misiones en condiciones difíciles, manteniendo la operatividad al preservarlos de paludismo y tifus, entre otras infecciones. En 1944 en Nápoles con el espolvoreado del DDT, cortó radicalmente la epidemia producida por los artrópodos.
En México, para acabar con los piojos, recuerdo que las mamás por los años 50 rociaban la cabeza con la substancia, posteriormente la cubrían con una manta de tal manera que los parásitos no tuvieran oportunidad de respirar aire puro y morir. Hoy la pediculosis se ataca mediante shampoo, jabones, medicina o recetas caseras.
El Gobierno de México estableció -a finales de noviembre pasado- medidas para eliminar uso de plaguicidas de alta peligrosidad que pueden ocasionar efectos adversos en la salud por inhalación de aire contaminado, ingesta de alimentos o agua que contengan sus residuos, pueden generar contaminación del suelo. Más que precisas las políticas ambientales en el momento que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) designó el 2020 Año Internacional de la Sanidad Vegetal.
De los 17 plaguicidas de alta peligrosidad que a partir de febrero de 2020 quedará prohibida la importación, se encuentran: DDT, Azinfós-metilo, Captafol, Clordano, Endosulfán, Lindano, Alaclor, Aldicarb, Fosfamidón, Metilparatió Carbofurano y Triclorfón.
México, tiene una larga historia documentada en el uso del DDT, -integrante de la “docena sucia”- en los estados sureños para atacar al mosco anopheles que produce el paludismo, a pesar del conocimiento dañino que traduce. En nuestros días se sabe que la Inhalación del insecticida está asociada excitabilidad, temblores y convulsiones. Con el incremento de cáncer de pulmón e hígado.
NCENDIOS.- Usted y yo, estimado lector seguramente hemos visto las dramáticas escenas que llegan desde Oceanía. Existe preocupación mundial por la oleada de incendios que padece el este de Australia, que han convertido el aire de Sídney en uno de los más contaminados del Planeta.
Se habla hasta el momento de 12 personas y 480 millones de animales muertos. Y desde luego, aproximadamente 5 millones de hectáreas devastadas.
Hay crítica hacia el primer ministro, el liberal Scott Morrison, quien se ha convertido en blanco de comentarios por su pobre política medioambiental y defensa de los combustibles fósiles, de los que el país cercano a Indonesia, es uno de los máximos exportadores mundiales.
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