por Luis Velázquez

Fracaso educativo
El mes próximo iniciará nuevo ciclo escolar en las universidades públicas y privadas. Miles de chicos ingresarán a la carrera. Y en miles de casos se manifiesta el gravísimo fracaso de la orientación vocacional. Parte considerable sin saber el destino de sus vidas, eligiendo la carrera a estudiar, pero sin una precisión clara y definida sobre sus aptitudes, cualidades, atributos, gustos y preferencias.
Luis Velázquez
El fracaso, a todas luces, del sistema educativo. La materia de orientación vocacional, como un apartado, un agregado, para salir del paso. Durante muchos años, el profesor a cargo, seleccionado entre el primero que pasó frente a la escuela. Quizá, un recomendado, las plazas llenas.
En algunos colegios hay un sicólogo para el área. Pero, vaya paradoja, por ejemplo, en los bachilleratos particulares, su orientación vocacional consiste en convencerlos de que estudien la universidad con ellos mismos para evitar que partan a otra universidad local o foránea. El objetivo es amarrar al cliente, como ahora llaman a los estudiantes en las escuelas privadas.
Lo peor del asunto es que ninguna lucecita asoma en el largo y extenso y kilométrico túnel de la, digamos, desorientación vocacional, allá cada chico que elija su carrera a como el Ser Superior le haga entender.
Por eso, tantos fracasos en la vida de las nuevas generaciones que terminan estudios superiores.
Uno, a disgusto con la chamba que encuentran, si encuentran.
Dos, insatisfechos con el salario percibido.
Tres, cumpliendo como unos autómatas, unos robots, lejos de la creación y la alta producción.
Cuatro, desmotivados por completo.
Cinco, en el desempleo, subempleo y los salarios insultantes.
Seis, rechazados por las fuentes laborales dada la manifiesta incapacidad.
Siete, empleados en tareas inverosímiles, como por ejemplo, el famoso taxista que habla varios idiomas (inglés, francés y alemán) y en ningún lado encontrara empleo y casado y par de hijos, ni modo, trabajador del volante.
Una vez al año, si bien le iba, un extranjero trepa a su taxi.
SEV Y SEP, EN EL DESDÉN
A la SEV ni a la SEP interesa, parece ocupar, la orientación vocacional.
Tampoco, digamos, a los sicólogos especializados en el área y con su consultorio privado.
Por ejemplo, en cada sesión suele cobrar entre 700 y mil pesos para auscultar a un chico.
Y luego de unas cuantas palabritas de intercambio, quizá, para “entrar en calor”, le entregan un montón de hojas, pruebas sicológicas, para detectar atributos, cualidades y aptitudes.
Después, dejan pasar unos días y citan para entregar el resultado con un resumen por escrito y otro cobro de 700 a mil pesos.
Entonces dicen que al chico interesan tales y cuales carreras, sin mayores explicaciones, y que le vaya bien.
Lo peor, hay sicólogos que enmarcan las debilidades humanas de los chicos sin exaltar ni reconocer las cualidades.
Y por razón natural con frecuencia hieren y lastiman.
Simple y llanamente el caos. La peor confusión para los chicos. Y los padres.
Tal cual sólo resta que los padres se ocupen de los hijos para la orientación vocacional y apostar “veinte y las malas” para atinar.
Hay, sin embargo, y por fortuna, jóvenes que por sí solos desde la adolescencia y juventud en el bachillerato encontraron el camino, la preferencia, la inclinación por una carrera.
Pero, y por desventura, la mayor parte estudiantil, en la peor encrucijada de la vida.
LA SEV, TRAMPOLÍN POLÍTICO
Muchos pendientes sociales enfrenta la secretaría de Educación de Veracruz, SEV.
Uno. 550 mil personas, de 14 años de edad en adelante, analfabetas. No saben leer ni escribir.
Dos. Un millón de paisanos con la escuela primaria inconclusa.
Tres. Otro millón, con la secundaria a medias.
Cuatro. 600 mil personas, con el bachillerato inconcluso.
Cinco. De cada cien niños egresados de primaria solo diez llegan a la universidad y solo uno se titula.
Seis. La memorización como un lastre del sistema educativo, sin enseñar a los niños a pensar y repensar, reflexionar, concatenar hechos y circunstancias.
Y siete. La peor pésima orientación vocacional de la historia.
Por el contrario, algunos titulares de la SEV, soñando con la gubernatura.
El único que pudo lograrla, y por cuarenta días, fue Flavino Ríos Alvarado.
Pero otros quedaron en el intento, como por ejemplo, Adolfo Mota Hernández en el duartazgo, Víctor Arredondo en el fidelismo, Juan Maldonado Pereda en el alemanismo y el profe Guillermo Zúñiga Martínez en el chirinismo.
Ahora, vaya paradoja, los fans del titular, Zenyazen Escobar, aseguran que está soñando, incluso, operando, para quedarse con la candidatura de MORENA (Cuitláhuac García y López Obrador) a la silla embrujada del palacio, enfrentando al secretario General de Gobierno, Éric Cisneros Burgos.
Además, claro, de a la secretaria de Energía, la zacatecana Rocío Nahle García, y al senador, el hidalguense Ricardo Ahued Bardahuil, a reserva de que por ahí aparezca otro veracruzano bien parado en el púlpito nacional.
Zenyazen, igual como varios de sus antecesores, utilizando la SEV como trampolín político, sin atender ni ocuparse de los graves pendientes educativos históricos.
Lo que nos comparte aquí Don Luis es real y mi trayectoria soporta tales apreciaciones descritas.
Escribo estas líneas, en abono a su asesoría de mi tesis EL DIAGRAMADOR, a Velázquez no lo conocí como maestro. Finalmente la tesis fue rechazada por el jurado electo, fue un gasto inútil la impresión en sistema «caliente», como el pago del Examen de titulación. También el viaje a Xalapa para entregar los ejemplares de mi tesis en Rectoria.
Soy un egresado sin titulación, aunque haya pagado todo el trámite. PERO NO ME SIENTO NI ME ASUMO COMO FRACASADO, EL SISTEMA EDUCATIVO SÍ LO ES.
El bachillerato lo hice en Bachilleres de Veracruz diurno Oficial B. Donde funcionó el Ilustre Instituto Veracruzano, elegí el área económico-administrativa. Durante mi estancia en Bachilleres solo recuerdo algunas clases de Orientación Vocacional, pero todos los días recibíamos cátedra de Historia, Filosofía, Álgebra o Inglés.
Por las tardes funcionaba el INOCO, en Landero y Coss y Julio S. Montero.
En el bachillerato publiqué mis primeros textos periodísticos, uno acerca del alcalde Maldonado Pereda y otro acerca de la guerra de Angola.
Influido por la imagen de mi hermano mayor Manuel Alfonso, quien pagaba mis estudios desde la secundaria, me propuse estudiar Licenciatura en Economía ya estando en Iniciación Universitaria del Colegio Cristobal Colón. Pero la licenciatura no existía y creí poder estudiar Contaduría como mi hermano, él era egresado de la UV en Xalapa.
Fracasé doblemente, nunca pude cumplir con las cargas académicas o tareas, y de seis materias del semestre reprobé cuatro. Ahí se terminó el financiamiento de mi hermano.
Repetí el año de Iniciación Universitaria pero ahora en la UV, me condonaron las cuotas pues mi hermana mayor Concepción Ingrid era empleada del SETSUV.
Aspiré a estudiar Licenciatura en Historia o Sociología, eso significaba vivir en Xalapa. Pero el ambiente familiar y sus crónicas necesidades diarias negaron tal posilidad, también mi gemelo Leandro Rafael no pudo estudiar Cinematografía en el DF.
Así que mi opción fue Ciencias de la Comunicación. Opción Periodismo Impreso.
Desde que ingresé fui boletinado o etiquetado como SUBVERSIVO ante Ignacio Oropeza, que era el director entonces. Esto me lo dijo tiempo después el buen Nacho pero nunca me reveló la identidad de sus informantes.
Era el tiempo en que militaba en el PMT y en el CJS/LOM.
En fin todo México es un fracaso, y nos gobiernan los Mediocres como bien afirmó en una charla Manuel Buendía Tellezgirón, charla dada en el Aula Magna de la FACCyTC de Arista.
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