por Raúl López Gómez

En su propia comedia a su estilo, el veracruzano Dante Delgado, asume una posición de oportunismo político, pero que no abona mucho o más bien nada a la real tarea y labor de conciliación y pacificación del país, como lo hace el zacatecano, Ricardo Monreal, quien se conduce precisamente al estilo de don Fernando Gutiérrez Barrios, de mano suave, pero muy firme.
Los senadores que son amigos de muchos años, pero distantes a veces comulgan en el diálogo y precisamente en la tolerancia y el entendimiento en el debate legislativo, con distintas visiones y percepciones, que en este momento que el país, vale bien la pena el análisis.
Todo parte de dos factores, primero la alineación de los astros en favor del senador Ricardo Monreal, pieza clave en la Cuarta Transformación de AMLO, y en el senador de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, quien asume una postura totalmente de alto protagonismo en una entrevista a modo con el periodista experimentado, Ramón Alberto Garza, pero que cedió todo su prestigio a una parte de la gran comedia que trata de armar el famoso veracruzano, quién se auto-proclama y constituye en real héroe nacional –según él—en lo que sería el nuevo AMLO para el 2024, pero en la realidad carece de todo lo que le sobra a Ricardo Monreal, a quien sí se ve como el que puede aglutinar y convencer a las fuerzas de este país para un proceso de ahora sí, autentica reconciliación y el fin de la polarización.
Pero también, la otra escena de Dante Delgado y los demonios de su propio infierno, es de que parte de ser amigo y aliado del político tabasqueño en toda una época del proceso real de ascenso al poder presidencial en el 2018, pero que Andrés Manuel López Obrador, trabajó y operó como un verdadero proyecto de vida y que culminó con un éxito rotundo al recibir el beneplácito y el respaldo de más de 30 millones de mexicanos que le dieron el voto el 1 de julio de 2018.
La duda es que entre políticos te veas, Dante Delgado, ex secretario de gobierno con FGB, al asumir su paisano y amigo como titular de la secretaría de gobierno, el político de origen alvaradeño y avecindado toda su vida en la ciudad de Córdoba, escaló de forma interina a la gubernatura del estado de Veracruz, en un cuatrienio que lo catapultó primero a la cárcel con Patricio Chirinos –en donde ganó el juicio que lo libraría de ese estigma–, y luego a ser promotor de Ernesto Zedillo, en la presidencia del país, y en donde después supuestamente pudo serlo todo en ese mandato, y terminó de pleito con al entonces presidente que suplió a Luis Donaldo Colosio, a causa del magnicidio.
Las críticas fuertes y despiadadas de Dante Delgado, en sus famosas cinco cartas de rencor en contra del presidente AMLO, llevan una buena dosis de amor-odio con Andrés Manuel López Obrador, quien al ganar la elección presidencial, se vio obligado a decirle “ya no”, a quien la tuvo y la dejó ir, por cambiar la camiseta en lo que a juicio de muchos pudiera ser visto como una traición, pero más bien optó por una salida de éxito, que no logró y de lo que se arrepintió, luego de haber abandonado el proyecto ganador de López Obrador, quién sí llegó a cumplir su sueño de presidente, y que sin duda todos los astros de forma natural están alineados para el senador Ricardo Monreal, aunque su “amigo” también con la obsesión de ser presidente, pretende hacer el pleito ranchero para tratar de volver intentar ser el fiel de la balanza, pero que eso se puede ver hasta que se consumen las competidas elecciones del seis de junio, ya próximo.
Por eso, es que una vez más el experimentado y famoso zorro plateado, antes visto así, por sus paisanos, ahora trata de meterse en la sucesión presidencial, sin ninguna posibilidad, aunque al final se convierta en el fiel de la balanza, sí termina siendo Ricardo Monreal, el candidato presidencial que todos quieren, y en donde Dante Delgado, puede ser un potencial aliado, como lo pudo ser en la Cuarta Transformación de AMLO, pero de nuevo optó por la ruta crítica, de ser oposición y así se declara, en una auténtica obsesión de llegar a la presidencia del país con pocas posibilidades, pero sí con el clásico oportunismo de siempre.
Ahora bien, al presidente AMLO, y todos sus detractores gratuitos ocupan espacios mediáticos para atacarse entre sí, y con los de la ultraderecha que le regatearon el triunfo al presidente.
Y que, lo quieren hacer ver como un “autócrata”, cuando en realidad salvó al país de una verdadera revolución, que se veía venir y el político de Alvarado, en la realidad se pelea hasta con su consciencia y su propia sombra. Así las cosas.